09 diciembre 2011

Vamos a contar mentiras, tralará




Ladran, luego cabalgamos. Esta celebérrima expresión apócrifa de Cervantes (en realidad pertenece a un poema de Goethe) podría servirnos para definir la postura actual del gobierno de Madrid y de la Consejería de Educación con respecto a la Marea Verde y su compromiso irrenunciable a seguir luchando por la Educación Pública. Lo que pasa es que los ladridos de estos pseudopolíticos (si Aristóteles levantara la cabeza) son más falsos que los billetes de 22 euros.

Esta primera semana de diciembre ha sido especialmente prolija en declaraciones institucionales bochornosas, mentiras flagrantes y apoyo mediático de parte de algún medio de la prensa del movimiento. Merece la pena puntualizar algunas cosas, más que nada por poner a cada cual en su sitio, que es lo suyo.

En primer lugar, el actual Consejero de Economía y Hacienda de Madrid (Percival Manglano) dejó algunas perlas hace unos días en una entrevista concedida al diario El País. Al ser preguntado sobre por qué los presupuestos del próximo año para Educación destinarán aún menos recursos económicos para los centros públicos y, sin embargo, aumentará la dotación para los privados y concertados, Don Percival respondió con este cínico planteamiento:

"El número de alumnos en la escuela pública secundaria lleva bajando 12 años. Es lógico que, cuando hay menos alumnos en la escuela pública, baje la financiación para ella. Son unos presupuestos que quieren apuntalar la libertad de elección de los madrileños. Si hay menos demanda para la pública y más demanda para la otra, la Administración tiene que responder a la voluntad de su población".

Si el número de alumnos de la pública ha descendido en esos años no es ni más ni menos porque, desde entonces (y especialmente en los últimos 8 o 9 cursos) se ha estado promoviendo de forma salvaje la construcción de centros privados y concertados en detrimento de los públicos. Hay multitud de barrios de la capital y prácticamente todas las localidades de la CM que llevan años solicitando colegios e institutos públicos, pero el gobierno y la Consejería ponen mil y una trabas a la hora de concederlos. Cada centro público que se abre, lleva detrás una lucha tremenda por parte de los vecinos y las plataformas educativas de distrito. Eso sí, los concertados y los privados brotan como churros. Con lo cual, esa libertad de elección a la que aluden tanto no es real, ya que son muchísimas las familias de cada barrio y localidad que desearían llevar a sus hijos a la Pública y que no lo hacen simplemente porque no hay un centro lo suficientemente cercano para ello. La idea es simple: Puedes elegir A o B. De A te ofrezco un centro, pero muy lejano; de B te ofrezco varios y en la puerta de tu casa. Pero la elección es tuya, claro.

Y no solo eso. Además, en el colmo del cinismo, el señor Manglano esconde que en los últimos 3 cursos, la matrícula en centros públicos se ha aumentado en Madrid. Así que, siguiendo sus propias palabras, si la demanda pública está creciendo en los últimos cursos, ¿por qué siguen cerrando centros, fusionándolos, poniendo impedimentos para su creación y, al mismo tiempo, favoreciendo la constante inauguración de colegios e institutos privados y concertados? ¿No ha dicho usted que la demanda impera?

Tampoco tiene desperdicio esta otra respuesta sobre los recortes de profesores de Secundaria este curso (por cierto, el periodista cifra en 1200 la cantidad de interinos “recortados”, cuando son casi el triple):

No ha habido recortes en la educación madrileña. No hay ningún alumno madrileño al que no se le pueda dar clase a causa de estas instrucciones. Tienen su educación garantizada.

Por supuesto que tienen la educación garantizada y claro que las Instrucciones no provocan que haya un solo alumno al que no se le esté dando clase, faltaría más. Hay una cosa que se llama Constitución, Don Percival, que garantiza la educación pública (al menos de momento). Lo que sí han provocado esos recortes (que tan cínicamente niega usted) es que la calidad de esa enseñanza se haya visto comprometida, sobre todo para aquellos alumnos con necesidades educativas más acuciantes.


En segundo lugar, me gustaría comentar un artículo publicado también hace unos días en La Razón. Es éste. Sin duda, uno los artículos más lamentables que he leído desde que se inició este conflicto educativo; más que nada, por la falta de rigor (un periódico siempre tiene que contrastar las 2 versiones de un conflicto, es lo justo), por no hablar ya del partidismo exagerado que destila, aunque esto es menos sorprendente (todo el mundo sabe de qué pie cojea este periódico); aún así, lo que es inadmisible es que publiquen mentiras. No sé de dónde han sacado eso de las 3 horas, pero es una falacia absoluta; es completamente falso que haya una sola reclamación que solicite una compensación de 3 horas complementarias por cada hora lectiva que exceda de las 18. Se está solicitando lo que marca la ley (Orden de 29 de junio de 1994): 2 periodos complementarios por cada lectivo. La Consejería, en sus Instrucciones de principio de curso y en posteriores circulares está ordenando a los equipos directivos y a los inspectores a compensar con un único periodo complementario el exceso y, por lo tanto, les está obligando a incumplir la legalidad vigente. Lo de las 3 horas es una invención de La Razón (o un error de dicho diario que alguien, los sindicatos, deberían exigir que se rectificara).

Por otra parte, las reclamaciones de horarios no están siendo impulsadas únicamente por los sindicatos, sino que los propios profesores, ya desde el mes de septiembre en el que comprobaron que sus horarios provisionales eran ilegales, se están moviendo para llevar a cabo esos recursos. También se ha contactado (a nivel particular y en grupo) con bufetes de abogados para cuando haya que interponer contenciosos. Ya lo hemos explicado muchas veces: hay suficiente jurisprudencia para avalar la ilegalidad de la interpretación que hace la Consejería con respecto a este tema. De ahí el miedo que tienen ante el aluvión de reclamaciones, y por eso mismo son constantes las zancadillas y coacciones a los equipos directivos y a los profesores para que no reclamen (como contábamos en el anterior artículo del blog). Evidentemente, no van a conseguir amedrentarnos.


Y para finalizar, como no podía ser menos, una de nuestra querida Consejera de Educación. El cinismo y la mentira sabemos que son armas habituales en muchos políticos. Pero lo de Lucía Figar es ya escandaloso. No recuerdo una sola intervención suya hablando del conflicto educativo en la que no mienta de manera vergonzante. Estas palabras a las que me voy a referir a continuación son especialmente graves (probablemente de lo más grave que haya dicho), porque se ha atrevido a involucrar en una falacia nada más y nada menos que al Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Mirad este video:



No voy a comentar nada sobre el discurso oficial que hace en esos 4 minutos acerca de la normalidad de los centros ya que son las mentiras habituales; simplemente recordar que no es cierto que se estén desarrollando las clases con normalidad, ni las tutorías, ni los desdobles, ni los refuerzos (solo hay que darse una vuelta por cualquier centro público y comprobarlo). Ella resume el caos diciendo “Hay alguna observación, pero se está arreglando…”. Está claro que domina el arte del eufemismo: "alguna observación", cuando todos los equipos directivos llevan reclamando recursos y personal desde hace 3 meses y no se están aprobando las Programaciones Generales Anuales porque los distintos proyectos educativos de los centros están patas arriba y son imposibles de cumplir con las actuales instrucciones. Y todo ello, con el 100% de los horarios ilegales y en proceso de acabar ante el juez.

Pero lo gravísimo es lo que dice del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Efectivamente, dicho tribunal ha rechazado un contencioso administrativo interpuesto por CCOO acerca de las Instrucciones de, ojo, 2010-2011 (el curso pasado). El sindicato estimaba que aquellas instrucciones vulneraban la ley en cuanto al aumento horario del profesorado (en ellas se indicaba que los horarios se cerrarían preferentemente con 19 horas lectivas) y de los jefes de departamento. Pero la sentencia del TSJM lo que dice claramente es que la eventual ilegalidad de las instrucciones (2010-2011) habrá de dilucidarse en el recurso que pueda interponerse contra los actos de aplicación de dichas instrucciones, es decir, contra los horarios del profesorado. Lógico. Y, casi con toda seguridad, volverá a decir lo mismo el año que viene ante la denuncia de las Instrucciones de este curso 2011-2012. Es de Perogrullo: el TSJM no entra a valorar la legalidad o no de las instrucciones en sí (sobre todo porque, efectivamente, la Orden de 29 de junio de 1994 permite que en determinados casos excepcionales se puedan cerrar horarios con más de 18 horas lectivas), sino que avisa de que será la aplicación de esas instrucciones lo que deba denunciarse de manera concreta (si entran en conflicto con la legalidad vigente) y, ahí sí, será donde pueda y deba dilucidar su ilegalidad. Es lo que ha pasado con las 5 sentencias favorables a los horarios que tenemos y que son la base de la jurisprudencia que hay al respecto. En una de ellas el juez dice claramente que no encuentra nada en las instrucciones que vulnere la ley, pero sí considera ilegal la interpretación que la Consejería hace de esas instrucciones con respecto a la Orden de 29 de junio de 1994. Para entenderlo fácilmente: las Instrucciones obligan a los equipos directivos a realizar horarios de 20 horas lectivas. Eso es legal y no se puede denunciar. Lo que sí se puede denunciar es que, en esa aplicación de las 20 horas lectivas, no se cumpla la compensación horaria que marca la Orden de 29 de junio de 1994. Es este incumplimiento (ordenando por la Consejería) el que se va a denunciar. Ningún profesor se niega a trabajar 20 horas lectivas, siempre y cuando se respete la legalidad de su horario en cuanto a los periodos complementarios o a algún otro aspecto que marque la normativa.

Lo que es muy sucio (además de completamente falso, y hablamos de algo muy gordo) es afirmar que el TSJM le ha dado la razón a la Consejería en su interpretación de los horarios de este curso, cuando la sentencia no tiene nada que ver con las instrucciones de este año y, en cualquier caso, no entra a valorarlas en cuanto que el juez entiende que sólo se ha de juzgar el uso y la interpretación que se haga de dichas instrucciones y no el documento en sí mismo. Hay que ser muy torpe para utilizar un argumento que, en realidad, está reconociendo implícitamente que la ilegalidad de los horarios sí puede ser reclamada y enjuiciada porque eso sí supondría una aplicación incorrecta de las instrucciones que vulnerarían, en ese caso, la legislación vigente.

Por cierto, y para terminar, esta semana también Lucía Figar despreció públicamente a un grupo de interinos que, pacíficamente, fueron a dejar constancia de su malestar a las puertas del IES San Mateo, al que habían acudido la Consejera y Esperanza Aguirre. Este grupo de profesores solicitó respetuosamente a Figar que se dignara a negociar una salida al conflicto; y ella les respondió con estas palabras: “Hay que empezar por aprobar una oposición”. Cada vez que habla, hace el ridículo. Ni sabe, ni quiere saber que la gran mayoría de los interinos que llevábamos años trabajando y que ahora no lo estamos haciendo por los recortes, hemos aprobado en alguna ocasión la oposición (incluso varias veces). Algo que ella, con el nivel intelectual que está demostrando desde que la sentaron en la silla más alta de la Consejería, no creo que pudiera hacer en la vida. Se olvida, además, de que su cargo también es interino. Y, tal y como está desempeñándolo, no me extrañaría nada que su interinidad terminase antes de lo previsto. Es de una necedad portentosa. Independientemente de su pésima gestión, ¿qué hemos hecho los profesores madrileños para tener una Consejera de Educación que no tiene ni la más mínima ídem?


02 diciembre 2011

El laberinto Figar



La Consejería de Educación de Madrid no sabe cómo salir del atolladero legal en el que Lucía Figar y sus asesores más directos (Delibes y Zurita Becerril) se han metido con las famosas instrucciones de principio de curso para los centros de Secundaria. Además de haber creado un conflicto social monumental tratando de acorralar y criminalizar a los docentes públicos y ninguneando a todos los alumnos de la Pública y a las miles de familias que se están uniendo cada día a la creciente Marea Verde madrileña (también se está extendiendo a otras comunidades autónomas), son dos los problemas de base legal a los que la Consejería no sabe cómo poner fin: los horarios ilegales y el rechazo de los claustros y los consejos escolares a unas PGA’s imposibles de cumplir con los recursos actuales de medios y personal. La estrategia que están siguiendo para salir de estos dos callejones sin salida es una muy sucia: coaccionando y amenazando a los docentes y a los equipos directivos para que no ejerzan su derecho reivindicativo ante las irregularidades que asolan los centros. Y es que, en esa iluminada idea que dio forma a las susodichas instrucciones (y que no tenía otra finalidad que la de recortar las plantillas y dar otra vuelta de tuerca al desmantelamiento de los recursos de la Educación Pública, iniciado en el curso anterior), Figar, Alicia Delibes, Zurita Becerril y el resto de asesores principales, se “olvidaron” de un pequeño detalle: la normativa legal que regula el funcionamiento de los centros educativos públicos. Un inoportuno “despiste”.

Por eso me ha resultado muy curioso ver cómo la Consejería se escuda ahora en las leyes y en los ordenamientos que regulan el funcionamiento de los centros para tratar de escapar con vida de esos dos problemones a los me refería antes: horarios y PGA`s. Estos dos asuntos están llevando por la calle de la amargura a la Consejera de Educación. Esperanza Aguirre, además, está presionando enormemente a Figar para que solucione este conflicto enquistado; la Presidenta (de puertas para adentro) hace responsable a Figar del desaguisado (algo muy habitual en Aguirre, por otra parte, cuando las cosas no salen bien: echarle la culpa a alguien y cortarle la cabeza si es menester). De ahí, quizás, el distanciamiento al que algunos medios han aludido veladamente entre Presidenta y Delfina (escenificado en la sorprendente abstención de Figar en el caso Granados).

Lo cierto es que la Consejería ha enviado una circular a los centros repleta de alusiones legales a la LOE y a la Orden del 29 de junio de 1994. Sí, esa misma Orden que se pasaron por el arco de triunfo a la hora de redactar las instrucciones y la misma LOE de la que hablan pestes siempre Aguirre y Figar. Podéis leer este documento en el fantástico blog de Profesorgeohistoria.

Merece la pena comentar algunos detalles con respecto a esta interesante e interesada interpretación que una vez más hace la Consejería de Educación.

  • En ese documento se recuerdan algunos artículos de la LOE y del ROC en los que queda constancia de la importancia de la PGA y del papel que desempeña en su formulación y elaboración el Claustro de profesores y, en su aprobación, el Consejo Escolar. Efectivamente, la PGA tiene que ser informada en el Claustro y, después, aprobada por el Consejo. Pero, y aquí está la clave, el Consejo tiene la obligación de respetar todos los aspectos docentes que el Claustro haya formulado. Es decir, que si el Claustro no aprueba mayoritariamente los horarios (o deja constancia de sus muchas irregularidades), si no aprueba el plan de atención a la diversidad (con los recursos actuales de los centros es imposible aprobarlo con un mínimo de calidad), o si tampoco da el visto bueno a otra serie de aspectos docentes como las actividades complementarias y extraescolares o los distintos planes y proyectos educativos que considere necesarios, el Consejo escolar no puede aprobar esa PGA. Sería algo absurdo desde el punto de vista docente y vulneraría, además, esos artículos 69.2 y 69.3 del ROC a los que hace referencia la citada circular o los artículos 127, 128 y 129 de la LOE, también resaltados en el documento.
     
  • Lo que me ha parecido ciertamente sorprendente en este escrito es el séptimo punto en el que se viene a decir expresamente que si la PGA (o cualquiera de sus partes) no fuese aprobada, quedarían en vigor y se prorrogarían de manera automática los proyectos educativos del curso anterior. Me he quedado a cuadros al leerlo; además, por más que he buscado en los distintos ordenamientos y leyes que regulan el funcionamiento de los centros públicos, no he encontrado nada que avale esa puntualización. O sea que, si la PGA no se aprueba (porque el Claustro de profesores considera que es inviable desde el punto de vista didáctico)… no pasa nada, se prorrogan los acuerdos del curso anterior. La pregunta que me surge automáticamente es sencilla: ¿Desde cuándo los centros tienen los mismos planes educativos, las mismas plantillas, los mismos horarios, las mismas actividades, las mismas decisiones curriculares y de atención a la diversidad de un año para otro? ¿Acaso no sirve precisamente para eso la PGA: para concretar cada año las distintas necesidades y respuestas que se dan a realidades educativas diferentes y cambiantes curso tras curso? ¿Por qué demonios se llama programación ANUAL? Espero sinceramente que los servicios jurídicos de los sindicatos estudien bien este asunto porque me da la sensación de que, nuevamente, la Consejería busca un subterfugio legal (amparado en una interpretación absolutamente partidaria), una triquiñuela, una trampa en definitiva, para escapar del problema.

  • El último apartado de la circular, resulta casi delirante y se refiere al otro gran tema: los horarios. Increíblemente, tras casi 3 meses de clase, los profesores siguen sin tener su horario definitivo. Ahora, la Consejería ha decidido devolvérselos de nuevo indicándole a los equipos directivos que no se puede hacer ninguna anotación en ellos (para evitar comentarios de disconformidad). Una coacción más y una forma tremendamente zafia de tratar de cansar a los profesores y amedrentar a los directores y jefes de estudio. Algunos equipos directivos habían mostrado su disconformidad con la ilegalidad de los horarios al hacérselos llegar a la Inspección. Y muchos profesores los habían firmado también con el “no conforme”. La Consejería está llamando a los directores amedrentándoles de nuevo para que éstos convenzan a los profesores de que los firmen sin ninguna apostilla o comentario. En realidad, da exactamente igual. La firma del horario por parte del profesor es puramente testimonial; solo atestigua haberlo recibido. Con lo cual, los recursos de alzada seguirán su trámite como si tal cosa. Ésta de los horarios es una batalla totalmente perdida por la Consejería. Su ilegalidad es manifiesta y está ampliamente documentada y avalada por suficiente jurisprudencia.

Así están las cosas en la Consejería de Educación. Si no fuera tan triste, tan sucio y tan injusto todo lo que está ocurriendo, sería casi cómico. Si los profesores y los equipos directivos se mantienen firmes en sus reivindicaciones y en las decisiones que están tomando hasta el momento (ajustadas perfectamente a derecho e impecables desde el punto de vista educativo), no creo que tarden mucho en rodar cabezas en la Calle Alcalá. Lo raro es que todavía no haya dimitido nadie. Aunque, pensándolo bien, no es tan extraño si tenemos en cuenta el nivel profesional y ético de los personajes que han montado todo este lamentable circo.

Por cierto, ya que los servicios jurídicos de la Consejería parecen haber releído la Ley 2/2006 de 3 de mayo que tanto odian Aguirre y Figar, no estaría mal que les recordasen a ambas uno de los artículos de ese texto. Si desde el principio hubieran respetado dicho artículo, no estaríamos en la situación caótica que nos encontramos. Es el 122 y dice lo siguiente:

  • Los centros estarán dotados de los recursos educativos, humanos y materiales necesarios para ofrecer una enseñanza de calidad y garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación.

En ese artículo se hace referencia a todos los centros, públicos y privados. Y no solo a los que pertenecen a un determinado modelo. Pero más claro queda aún en el Preámbulo de la mencionada Ley 2/2006:

  • Todos los centros sostenidos con fondos públicos deberán recibir los recursos materiales y humanos necesarios para cumplir sus tareas. Para prestar el servicio público de la educación, la sociedad debe dotarlos adecuadamente.

Lástima que la sociedad esté maniatada por tan lamentables dirigentes como los de este gobierno de Madrid y esta Consejería de Educación.

Por último, me gustaría reseñar otro extracto de la LOE: Capítulo 1, artículo 2, punto 2. Aunque éste resulta tan tristemente irónico (teniendo en cuenta las circunstancias actuales), que me da hasta vergüenza ajena transcribirlo:

  • Los poderes públicos presentarán una atención prioritaria al conjunto de factores que favorecen la calidad de la enseñanza y, en especial, la cualificación y la formación del profesorado, su trabajo en equipo, la dotación de recursos educativos, la investigación, la experimentación y la renovación educativa, el fomento de la lectura y el uso de bibliotecas, la autonomía pedagógica, organizativa y de gestión, la función directiva, la orientación educativa y profesional, la inspección educativa y la evaluación.

En lugar de eso, en Madrid, los poderes públicos educativos se dedican a criminalizar a los profesores, a cerrar bibliotecas, a eliminar recursos educativos, a despreciar completamente la investigación y la experimentación, a coaccionar a los docentes y a los equipos directivos, a ningunear la orientación educativa y, en definitiva, a empobrecer la calidad de la enseñanza ofertada a los alumnos con el único fin de dirigirlos al modelo educativo privado. Esa es la igualdad de condiciones que tanto propugnan Aguirre y Figar. No me extraña que detesten tanto la LOE. Lo que olvidan demasiado a menudo estos dirigentes públicos (interinos también) es que el hecho de no estar de acuerdo con una ley, no les exime de su cumplimiento.


24 noviembre 2011

Las Soprano. Episodio 1: "Roma no paga traidores".



La Presidenta de Madrid le ha cogido el gusto a eso de la tijera. Pero esta vez no ha utilizado la herramienta de poda para recortar médicos, enfermeros, profesores o policías (al menos por un día), sino para dar un inesperado golpe en la mesa y cargarse a uno de los suyos: al ínclito Francisco Granados, fuente inagotable de titulares, escándalos inmobiliarios, acusaciones de espionaje, sospechas de pertenencia a diversas tramas delictivas e investigaciones de la Fiscalía Anticorrupción. Granados, que ocupaba el cargo de Secretario regional del PP madrileño, fue el que hace unas semanas tildaba las huelgas de Educación como "una broma de mal gusto" y acusaba a los profesores de retener a los alumnos como "rehenes". Uno de esos políticos que cada vez que habla sube el pan (al menos eso tenía en común con su ex-jefa de partido).

Aguirre le cortó la cabeza a Granados delante de todos sus compañeros. Según publica hoy el diario Público, la Presidenta incluyó en el orden del día de la reunión del PP madrileño la destitución del Secretario; no quiso hacerlo de forma unilateral (aunque la decisión estaba más que tomada) y exigió que se sometiera a votación entre todos sus compañeros dicha destitución. Los que allí estaban solicitaron ejercer el voto secreto, pero Esperanza se negó. Quería que fuera a mano alzada. El caso es que así, a mano alzada, casi todos apoyaron la decisión de Aguirre (faltaría más). 50 votos se sumaron al de la lideresa, 4 votaron en contra, una docena se negaron a participar en la votación (entre ellos Ana Botella) y hubo 5 abstenciones, incluyendo, sorprendentemente, la de Lucía Figar. Me hubiera encantado ver la escena (propia de "Los Soprano" con esa mirada paranoica de Tony dirigida a todos sus compinches para descubrir al traidor).

El inesperado plebiscito acontecido en la primera planta de la Calle Génova 13, deja un par de interrogantes en el aire: ¿Por qué la Consejera de Educación no apoyó a la que ha sido su máxima defensora y aliada en los últimos meses en una guerra contra el profesorado que han protagonizado las dos al alimón? ¿Qué pensó Esperanza al ver cómo su delfina le escamoteaba el ?

No es difícil intuir que tras el desastre educativo provocado por Lucía Figar en los últimos meses, la Consejera tiene un futuro político bastante incierto. Su incompetencia, su desprecio total hacia lo público y, sobre todo, su odio manifiesto hacia los trabajadores de la escuela pública (los profesores somos trabajadores, por mucho que ella nos considere delincuentes) han provocado la mayor crisis educativa en 30 años en la Comunidad de Madrid. Una crisis que se está extendiendo a otras comunidades, a todos los niveles educativos y que ha calado profundamente en las familias y en la sociedad. No hay que olvidar que, en unas elecciones generales en las que el PP ha aumentado sus votos en casi todas las comunidades autónomas, en Madrid ha perdido la nada escatimable cifra de 30.000. No creo que Rajoy esté demasiado contento con ese resultado; pero tampoco creo que se haya extrañado: todo el mundo sabe que el gobierno madrileño (sobre todo su Presidenta) no ha hecho más que meterse en charcos y tratar de apagar fuegos con latas de gasolina durante los últimos meses. Pero, inesperadamente para ella, con los profesores de la Pública ha pinchando en un hueso durísimo de roer. Para muchos miembros del PP nacional, cuando el líder del partido se estaba jugando la presidencia y su estrategia claramente era no dar demasiadas pistas sobre los recortes que vendrán y evitar soliviantar a la sociedad, no es muy inteligente meterse en una batalla campal insultando a los profesores de la Pública, enfrentándose a las familias que abarrotan manifestación tras manifestación las calles de Madrid o denunciar a organizaciones tan altruistas y prestigiosas como la Fapa Giner de Los ríos, la Plataforma en Defensa de la Escuela Pública de Vallecas y la Asociación de Vecinos de Palomeras Bajas.

Lo que es evidente es que Lucía Figar no parece haber respondido fielmente a ese favoritismo que siempre ha mostrado Esperanza Aguirre con ella. Aunque puede que aquella relación que parecía de mentor - alumno aventajado se haya ido deteriorando. Sea como fuere, esta abstención (la de Figar) ha resultado lo suficientemente llamativa como para que algunos medios (por ejemplo El Mundo) se hayan hecho eco de la misma en titulares. ¿Habrá cambiado esa complicidad entre ambas? ¿Culpará Esperanza Aguirre a Lucía Figar de este desaguisado provocado en Educación? ¿Habrá perdido la confianza en ella? Puede que Figar simplemente esté tratando de salvar el cuello. Sabe que en esta guerra entre el PP de Madrid (concretamente entre su Presidenta) y el PP nacional, quien tiene todas las de ganar, por supuesto, es Mariano Rajoy. Quizás por eso se abstuvo en esa votación y no le dio su apoyo a la que era hasta ese momento (o, al menos, hasta hace pocas semanas) su mentora. Algo parecido hizo Ana Botella al negarse a participar en la votación. Jugada inteligente de dos que piensan que este barco (el de Aguirre) tiene ya poco recorrido y que es el otro al que hay que subirse más pronto que tarde. A Ana Botella parece que le tienen preparada la alcaldía de Madrid en cuanto Gallardón sea llamado a filas, pero ¿qué pasará con Lucía Figar? Es evidente que no será la sustituya de Esperanza Aguirre como no hace muchos meses parecía que podría ser (todas las papeletas las tiene el Vicepresidente Ignacio González ahora). ¿Estará pensando Figar en el Ministerio de Educación? Sería una locura que la peor Consejera de Educación de la democracia, una persona que ha defendido públicamente su predilección y su apoyo al modelo educativo elitista, privado y religioso, y una Consejera de Empleo (irónicamente también ocupa este cargo) que lleva 4 meses desmantelando las plantillas de profesores, enviando a miles de ellos al paro y poniendo patas arriba los centros públicos, sería una locura, repito, que obtuviera el premio de ser Ministra de Educación. No creo que Rajoy (con el cuidado extremo que está teniendo en no dar un paso en falso) cometa semejante error. Igual esa abstención ante la decisión de Aguirre le valdrá a Lucía Figar para ocupar algún otro cargo nacional (al fin y al cabo, sigue siendo un miembro bastante protegido en el partido). Ya veremos dónde la colocan...

La que sigue sin decir esta boca es mía es Alicia Delibes. Esperando astutamente que se muevan las sillas y que le caiga, por fin, la ansiada Consejería de Educación. Ella es tan culpable como Lucía Figar y Esperanza Aguirre del caos en el que está sumida la educación pública madrileña. Ya hemos comentado muchas veces que es la gran ideóloga de este desmantelamiento paulatino al que quieren someter al modelo educativo público a favor del privado. La duda que tengo es si Delibes (probablemente más experimentada y menos visceral que Figar) hubiera cometido tantos errores como ésta. Lo que está claro es que las 3 han ninguneado e infravalorado al colectivo docente y a las familias de la pública. Esa actitud caciquil les ha metido en un callejón sin salida (porque siguen negándose a negociar una posible resolución al conflicto). Miles de horarios ilegales en proceso de reclamación, los centros sin aprobar las PGA's, la Consejera denunciada por cientos de profesores en los tribunales por injurias y calumnias y los sindicatos y la prensa destapando a diario las amenazas, presiones y represalias que están sufriendo los profesores y los equipos directivos por decir la verdad y por luchar por su dignidad y la de sus alumnos. Esto es lo que han conseguido Delibes, Figar y Aguirre en su obsesión por acabar con la escuela pública. Y a todo esto, los alumnos de los centros siguen siendo los más damnificados: sin refuerzos, sin atención a la diversidad, sin bibliotecas, sin actividades extraexcolares, sin sustitutos para cubrir las bajas de sus profesores... Excelencia educativa, lo llaman.

Don Mariano, menuda le tienen montada aquí en Madrid. Bájese un día a la primera planta, que hay tajo para rato. Antes volaban las tijeras, pero ahora parece que también vuelan los cuchillos. Las mayorías absolutas y sus pequeños roces.


09 noviembre 2011

No vamos a parar



Esperanza Aguirre sigue mintiendo sobre el conflicto educativo
. Lleva un par de días tratando de convencer a los madrileños (engañándoles, por supuesto) de que dicho conflicto está solucionado y acabado. Nada más lejos de la verdad, evidentemente. "La crisis de los profesores de Secundaria está resuelta. Además, los horarios ya están firmados y son definitivos". Y se queda tan ancha después de semejante falacia. Ni la crisis está resuelta (no ha hecho más que empezar y el colectivo está cada día más decidido y organizado), ni los horarios están cerrados, por la sencilla razón de que van a ser reclamados y denunciados en su mayoría.

El tema de los horarios se ha explicado muchas veces, así que no voy a insistir más en su ilegalidad manifiesta. Los directores y los inspectores, sabedores de esa ilegalidad, han solicitado a la Consejería un documento o una declaración formal que avale la interpretación que se hacía de los mismos en las Instrucciones de principio de curso. Lo único que han conseguido es papel mojado. Un simple fax en el que la Consejería vuelve a insistir en una compensación horaria que se sale de la norma y que vulnera el famoso artículo 77 de la Orden de 29 de junio de 1994. Pero los horarios no son ilegales solo por la vulneración de ese artículo, sino que hay varios más que se están incumpliendo y los servicios jurídicos consultados por el profesorado y los sindicatos así lo demuestran.

Ante esta indefensión por parte de los equipos directivos que tienen que entregar los horarios y de los inspectores que han de velar para que se cumpla su legalidad, la asociación de directores (ADIMAD) ha recomendado a éstos, que entreguen los horarios definitivos a los profesores mostrando textualmente su disconformidad. Es ciertamente inaudito que un director le dé un horario ilegal a un profesor dejando claro (y por escrito) que sabe que es ilegal y no está conforme con él. Pero, ¿qué otra cosa puede hacer ese director ante semejante realidad? Por supuesto, la mayoría de los profesores también firmarán el horario como “no conforme” y lo reclamarán a las instancias que proceda. Con lo cual, doña Esperanza, no solo no está solucionado y cerrado el asunto de los horarios, sino que ni siquiera ha arrancado el escándalo que se avecina al respecto.

A consecuencia de esta ilegalidad en los horarios y de otras muchas irregularidades puestas de manifiesto en el caos en que se han convertido los institutos gracias a la reducción salvaje de plantilla y de recursos, se está produciendo otro hecho insólito en los claustros de inicio de curso: se están rechazando de pleno las Programaciones Generales Anuales. Este documento es imprescindible para coordinar los distintos programas educativos y los proyectos curriculares, así como su organización y la colaboración con todos los agentes de la comunidad educativa. Evidentemente, con el desastre provocado por la Consejería, no se pueden aprobar las PGA porque hay varios aspectos docentes básicos que no se pueden llevar a cabo con un mínimo de calidad con las actuales plantillas; además, hay otros elementos que no están funcionando bien o, simplemente, se han suprimido a consecuencia de los recortes. ¿Cómo se va a aprobar la PGA con los actuales horarios ilegales, con los Departamentos constituidos a golpe de rellenar huecos horarios al máximo, sin actividades extraescolares y sin bibliotecas por falta de personal o, lo que es absolutamente inadmisible, sin poder llevar a cabo correctamente la atención a la diversidad por esa misma falta de profesores? Sencillamente, sería ilógico aprobar una Programación irrealizable o que atentara contra la propia calidad de la enseñanza.

¿Por qué miente Esperanza Aguirre con respecto a la finalización del conflicto? Pues, como de costumbre, porque su estrategia es siempre la misma: desviar la atención y adecuar la realidad a sus intereses, normalmente partidistas. Con esa falacia de que todo está solucionado, se dirige a sus electores y a los indecisos para tratar de convencerles de que la Educación Pública madrileña funciona perfectamente, cuando la verdad es que está sumida en un caos provocado por sus propias decisiones y por la incompetencia de su delfina: Lucía Figar. Además, con esas declaraciones del fin del conflicto trata de desmotivar al profesorado, una vez más, para restarle fuerza y unión a un movimiento que está provocando muchos quebraderos de cabeza. En ese sentido, como de costumbre, se equivoca al infravalorarnos; y, también como de costumbre, lo único que consigue es motivarnos aún más.

Ellas siempre han mantenido que este conflicto es político y que está dirigido por los partidos de izquierda y por los sindicatos con el único fin de restarles votos en las elecciones del 20N. No sé si realmente se lo creen (yo creo que no, porque no pueden ser tan cortas de miras). Creo que saben la verdad y que esa verdad no les gusta. El conflicto educativo, la lucha por defender la Educación Pública y salvarla de la privatización extrema que tratan de imponer, acaba de empezar. Seguirá después del 20N y se irá organizando cada vez con más profesionalidad. La Marea Verde está poniendo los cimientos de algo duradero cuyo fin no es electoralista, ni mucho menos. Nuestro objetivo (el de profesores, padres y alumnos de la Pública) va mucho más allá: haremos todo lo posible para blindar la Educación Pública de las garras de los mercados y para conseguir unas leyes educativas que garanticen su mantenimiento, su libertad y sus recursos.

Así que, lamento mucho el disgusto, doña Esperanza. Hay marea para rato y me temo que el color verde y las camisetas que usted tanto odia no se van a guardar en ningún cajón. Esto no ha hecho más que empezar y cada día tenemos más ganas de continuar luchando por lo que consideramos justo para una sociedad plural, para seguir dignificando nuestra profesión (la más hermosa del mundo) y, sobre todo, para nuestros alumnos. Cualquier esfuerzo que hagamos será poco para ellos.

El problema con el que se han encontrado Esperanza Aguirre y Lucía Figar es, sencillamente, que ya no pueden hacer lo que les venga en gana en materia de Educación. Bueno, rectifico: sí pueden hacerlo (y de hecho, lo están haciendo porque no están acostumbrados a respetar la legalidad que no se ajuste a sus intereses). Pero, a partir de ahora, cada pequeña decisión que tomen, se hará pública al instante porque entre unos y otros (ellos con sus insultos y mentiras, y nosotros con la defensa de la Educación Pública y de nuestra propia dignidad profesional) hemos conseguido poner el foco de la atención mediática y social en un conflicto que atañe a toda la ciudadanía y al futuro de todos los jóvenes.

Ahora, señoras mías, estamos aquí y hemos traído algo que seguro no les hace mucha gracia: luz y taquígrafos. La Marea Verde se ha convertido, además de en un movimiento de lucha organizado, en una voz autorizada en los medios. Y respetada por muchos, así como por una buena parte de la sociedad (cada día más). Cualquier irregularidad o ilegalidad que lleven a cabo, tardaremos lo que dura un aleteo de mariposa en hacerlo público a través de los foros, blogs, webs y toda la red social. Y los medios de comunicación, ávidos de noticias y sabedores de que los recortes sociales se han convertido en un tema de máximo interés, tardarán lo que dura otro aleteo de mariposa en hacerse eco. Así la batalla será más justa y más interesante, ¿verdad? Que salga todo. Y a ver quién miente y quien dice la verdad


04 noviembre 2011

El tiro por la culata



Después de 7 jornadas de paros secundados por una media de más del 60% del profesorado, de diversas concentraciones y manifestaciones multitudinarias y de cientos de encierros y acciones diversas, la Marea Verde ha dejado bien claro que no piensa rendirse en esta lucha por evitar el desmantelamiento de la Educación Pública. Ni las amenazas o las prácticas tendenciosas de la Consejería para amedrentar al profesorado (los propios directores de los centros las denunciaron públicamente a través de la asociación ADIMAD), ni las descalificaciones continuas por parte de Esperanza Aguirre y Lucía Figar con su absurda campaña de criminalización (desmontada punto por punto por los docentes y las familias), ni siquiera las represalias que la Consejería está llevando a cabo contra los profesores o directores más activos están logrando el objetivo de asustar y desmotivar al colectivo; al contrario: cada agresión, cada mentira, cada infamia y cada injusticia unen aún más a los miles de profesores y a las miles de familias que están embarcados juntos en esta travesía. La Presidenta y la Consejera de Educación de la CM (con su comportamiento ofensivo, su falta total de diálogo para intentar solucionar un problema social tan importante como éste, el odio irracional que están demostrando hacia los docentes públicos y la falta de respeto absoluto hacia los cientos de miles de alumnos de la Pública) siguen siendo el mayor motor que impulsa la motivación de esta comunidad educativa que defiende la igualdad de oportunidades para todos y la excelencia como principio general y no como excepción.

Lucía Figar (como máxima responsable de este desastre) está pasando por uno de sus peores momentos en su corta (y puede que efímera) carrera política. Dentro de la Consejería cada vez hay más voces discordantes con su actitud despótica y su falta de cintura a la hora de intentar mediar una solución. Ella parece haber tomado este asunto como algo personal y se niega a reunirse con los sindicatos a pesar de las huelgas mayoritarias (tanto de docentes como de estudiantes, no lo olvidemos) y las decenas de miles de familias que se están manifestando constantemente con acciones de todo tipo. La Consejera de Educación contó al principio del conflicto con el soporte mediático de todos los medios propagandísticos del PP y con el apoyo personal de varios políticos del partido. Eso se ha ido diluyendo poco a poco y sólo Esperanza Aguirre parece seguir al pie del cañón en ese enfrentamiento abierto contra la Marea Verde. La ridícula denuncia de las camisetas ha hecho enfurecer a muchos nombres importantes del partido y cada vez hay más posturas discordantes en el mismo con respecto a lo que la Presidenta y la Consejera están haciendo. La cúpula del partido entiende que este conflicto se está enquistando y que la Marea Verde gana adeptos cada día en la sociedad. Temen que arrastre a otros colectivos (como la Sanidad), que se generelice en otras comunidades (ya lo ha hecho en Castilla la Mancha, por ejemplo) y que se extienda a otros colectivos educativos que podrían movilizar a mucha más gente y hacer muchísimo ruido, como el universitario (ya se están produciendo asambleas y encierros en algunas facultades y es cuestión de tiempo que los docentes y profesores de las universidades públicas salgan a la calle). Alicia Delibes (quizás la ficha más astuta de todas las que han participado en ese lado de la partida) sigue callada. Sin duda, teme que el barco pueda acabar naufragando y no está dispuesta a sacrificarse. Puede que aún siga teniendo esperanzas de ser Consejera de Educación (su gran objetivo antes de que llegara Lucía Figar).

Negarse a recibir a los representantes de decenas de miles de trabajadores tras 2 meses de movilizaciones y jornadas de huelga es algo inaudito en cualquier conflicto laboral. Como Consejera de este colectivo, su actitud es irresponsable e irrespetuosa a partes iguales. Irresponsable porque lo único que está consiguiendo es acrecentar dicho conflicto (además de cargar de motivos y razones a los trabajadores del mismo, algo que perjudica los propios intereses de la Consejería, para más inri). Irrespetuosa porque los grandes perjudicados de esa postura siguen siendo los cientos de miles de alumnos que van a la Pública. Pero además de eso, es una actitud poco inteligente. Todo el mundo sabe ya que éste no es un problema económico y que los recortes no son producto de la crisis (pues solo se han producido en los centros públicos, mientras ha aumentado cada curso el presupuesto y las subvenciones al modelo privado y concertado). Es vox populi que el problema que subyace en todo este asunto no es otro que el de intentar asfixiar los recursos de la Pública, desmantelarla y desprestigiarla para incentivar el trasvase al otro modelo no gratuito. La propia Lucía Figar lo vino a reconocer en aquella famosa conferencia en Rimini (Italia) que la acompañará para el resto de su carrera, pues pocas veces un político ha sido capaz de hacer una declaración de intenciones tan claramente partidista en contra de un modelo público. Pues bien, hasta en ese plan le está saliendo el tiro por la culata a la Consejera. Si hace 4 meses solo los docentes sabían de estas intenciones de promover un modelo a costa de ir eliminando otro, ahora ya lo sabe toda la sociedad madrileña y lo empiezan a saber en otras CCAA. La Marea Verde ha conseguido una cosa importantísima (ha conseguido muchas, otro día hacemos un repaso de los logros), pero una en especial: ha puesto de manifiesto las verdaderas intenciones del Partido Popular con respecto a la Educación en Madrid y, por ende, en el resto de España. Además, esta constatación se ha hecho en periodo electoral (contando con la inestimable colaboración de Esperanza Aguirre y Lucía Figar que han dado muchas facilidades para que este plan quede al descubierto en este preciso momento). No sé si a Mariano Rajoy le habrá hecho mucha gracia; lo que sí sé es que gracias, en buena parte, a la Presidenta de la CM y a la Consejera de Educación, el conflicto de la enseñanza y la privatización de servicios públicos ha irrumpido en la campaña. Algo que, hace 4 meses, estoy seguro que no hubiera pasado. Esta ineptitud aumenta cada día que pasa sin atisbos de negociación. Torpeza o exceso de confianza (los votos emborrachan siempre a los políticos), el caso es que flaco favor le están haciendo a su partido radicalizando un conflicto social tan sensible para la ciudadanía como este.

Pero no sólo es el daño que Presidenta y Consejera le están haciendo al partido. Es que, paradójicamente, lo que están consiguiendo con esta actitud intolerante y hostil contra la Educación Pública es, precisamente, lo contrario a lo que pretendían: prestigiarla cada día más. A día de hoy, miles y miles de familias y todos los alumnos de la Pública se sienten orgullosos de haber elegido este modelo, y de los profesores que tienen respectivamente, así como del compromiso que están demostrando unos y otros. Y ese sentimiento de orgullo se transmite a la sociedad que está viendo como la información rigurosa y seria del colectivo docente ha vencido a las mentiras de los políticos. Los ciudadanos están entendiendo que se trata de una batalla digna con un fin justo. El verde de las camisetas no solo simboliza ese orgullo y esa dignidad, sino que es sinónimo de verdad. Dos palabras muy parecidas. Los profesores no están luchando por trabajar menos o por cobrar más. Están luchando para que la Administración ofrezca más y mejores recursos a los alumnos (sobre todo a los que más necesidades educativas tienen) y eso es algo que las familias, los alumnos y cada vez más ciudadanos están entendiendo y valoran. Y esos recursos son posibles, porque están siendo destinados al modelo privado y concertado, con lo que no valen pretextos ni mentiras al respecto.

Así están las cosas. Lucía Figar sigue enrocada en su guerra particular contra la escuela pública con el único apoyo (cada vez más discreto o, por lo menos, más esporádico, de una Esperanza Aguirre que con sus últimas declaraciones de estas semanas parece estar ya de vuelta de todo). Lo que no se le puede negar a la Consejera es su tesón. En Rimini prometió que iba a promover la enseñanza privada religiosa en detrimento de la pública y sigue empeñada en ese fin. Se pueden hacer las cosas bien, regular, mal o como las está haciendo esta Consejería de Educación. Si piensan que la Marea Verde va a extinguirse, se equivocan de pleno. Cuando se dignen a negociar, seremos aún más fuertes. La clave está en seguir como hasta ahora: informando, denunciando, reclamando, encerrándonos, manifestándonos y secundando los parones. Mantener la unidad entre los docentes y las familias y seguir explicando las razones justas que nos mueven y nos dan fuerza. Tenemos que ser conscientes de que lo que estamos haciendo no solo es importante para nosotros como trabajadores o para nuestros alumnos como principales perjudicados; lo que estamos haciendo es trascendental para la sociedad y lo suficientemente inspirador para muchos ciudadanos y colectivos. La Marea Verde es un canto a la libertad y a la igualdad de oportunidades. Pero es preciso recordar un detalle vital: la batalla será muy larga y la ganará quien tenga más paciencia, quien más aguante de pie. Por eso es necesario seguir en la misma tónica de participación y, sobre todo, con la misma ilusión. Tenemos la razón y luchamos por un bien social, de todos y para todos, que nadie lo olvide. El tiempo juega a nuestro favor porque cada vez hay más convencimiento en que estamos haciendo lo correcto; además, en esta sociedad española de 2011 que ya tiene voz y voto en la calle porque ha aprendido a indignarse de manera organizada, el crédito de la clase polítca es bastante limitado. Afortunadamente.

Sigamos como hasta ahora. Hay mucho por ganar.


10 octubre 2011

Escupiendo hacia arriba



El descrédito, la falta total de argumentos y la infamia como única respuesta a una crisis que ellas y su prepotencia han provocado están llevando al binomio Esperanza Aguirre - Lucía Figar a cotas impropias de los cargos públicos que ocupan. Como Presidenta y Consejera de Educación y Empleo de la CM respectivamente, se supone que deberían estar al servicio de la ciudadanía y, cuando esta ciudadanía está demandando en masa una respuesta o una explicación a un problema que ya se ha convertido en un movimiento social (como es el de los recortes en la Educación Pública), ellas deberían atender esa demanda, ofrecer opciones dialogadas y, como mínimo, mostrar la voluntad de solucionar este conflicto educativo contando con la opinión de sus máximos protagonistas: los alumnos, los profesores y las familias. Eso es hacer política para el pueblo y no para uno mismo o para intereses particulares o bastardos. Desoír la voz de la ciudadanía por parte de los gobernantes no solo es poco inteligente, sino también claramente amoral.

Aguirre y Figar siguen enrocadas en esa negativa absoluta a atender el grito de toda la comunidad educativa. Y digo toda, porque el ejemplo de unión que ha surgido en esta Marea Verde es digno de elogio; no son solo los profesores los que están luchando por evitar la privatización de la Educación Pública: el martes, 70.000 personas se manifestaron en la calle; y el jueves fueron 40.000 alumnos. Por no hablar de los miles de padres y madres que están participando activamente en las asambleas, las AMPAS y los encierros, luchando por la educación de sus hijos. Porque, por mucho que se empeñe Doña Lucía Figar, un niño que va a un colegio o a un instituto público tiene los mismos derechos que otro niño escolarizado en un centro privado o concertado. Y si ella (como máxima responsable del desaguisado) le está quitando recursos básicos al colegio publico de ese primer niño, lo que está haciendo es despojándole de oportunidades para el futuro. Y la falta de dinero hace semanas que ha quedado demostrado que no es la razón de ese desmantelamiento a la Educación. Y se demuestra en el mismo instante en el que, curiosamente, los recortes solo se producen de un lado de la balanza mientras se sigue nutriendo cada vez más al otro.

Esa es la igualdad y la libertad de elección educativa que promueve el gobierno de la CM y que tanto cacarean Aguirre y Figar. Ofrecer un producto devaluado, desprestigiado y difamado al máximo, frente a otro que recibe todas las prebendas posibles y los ornamentos de la maquinaria propagandística más hipócrita que existe en este país.

En este panorama surrealista y atrincherado de dos emperadoras más preocupadas de su traje inexistente que de la opinión de sus ciudadanos, asistimos el jueves a un capítulo absolutamente bochornoso. En la Asamblea de Madrid algunos partidos estaban debatiendo sobre Educación (y digo algunos porque el PP se dedicó a tirar balones fuera, a hablar de ZP y a negar la mayor cada vez que intervenía alguno de sus representantes). Hasta tal punto llegó el ninguneo del PP sobre un asunto tan importante como la Educación, que Lucía Figar no paraba de hablar con su compañera de escaño entre risas o atender al móvil cada vez que algún representante de IU o del PSOE se dirigían a ella solicitándole soluciones o, al menos, diálogo. No sabemos si estaba mandando sms en español o en tagalo.

Pero el momento más ignominioso llegó cuando Esperanza Aguirre (cuyas últimas intervenciones de un tiempo a esta parte son ciertamente insólitas, sobre todo para Mariano Rajoy al que no creo que le hagan demasiada gracia las salidas de pata de banco de la Presidenta) acusó a los profesores y a algunas organizaciones o plataformas de padres de desfalco por vender las camisetas verdes que se han convertido en el símbolo de esta lucha. No se puede hacer más el ridículo tratando de desviar la atención y queriendo evitar a toda costa hablar de la situación de caos total que han provocado en los centros este curso con unas decisiones tan erradas como su insultante comportamiento hacia los alumnos, docentes y padres de la Pública. Cayo Lara resumió bastante bien esta delirante declaración de Esperanza sobre el tema de las camisetas en un momento en el que se está debatiendo por la supervivencia de todo un modelo educativo público: “Son sandeces”. Aguirre ha vuelto a perder los papeles porque no sabe qué decir, porque no tienen ningún tipo de discurso o de defensa ante la respuesta que la sociedad está dando a su política de estrangulamiento de los servicios públicos. Su plan de demonizar al profesorado y de acusarles hasta de la muerte de Manolete ha fracasado. Ella esperaba encontrarse con la complicidad de la ciudadanía y pensaba que, más pronto que tarde, acabarían pidiéndole por favor que marque con una estrella de David a los profesores para poder tenerlos controlados. Pero no ha sido así. Se encierran y se manifiestan con ellos. Por algo será. La rabia y el nerviosismo que esta fuerte unión entre padres y profesores ha ocasionado en la Consejera y la Presidenta está claro que han hecho mella. No saben cómo combatirla y, evidentemente, no contemplan la posibilidad de escuchar a sus ciudadanos (eso nunca, hasta ahí podíamos llegar). Por eso se dedican a practicar el insulto, la calumnia o el desprecio como único argumento. Cierran los ojos, se tapan los oídos y escupen hacia arriba. A alguien le caerá...

Una de las organizaciones que ha sufrido la calumnia de Esperanza Aguirre con respecto a su ridícula denuncia sobre el asunto de las camisetas es la FAPA Giner de los Ríos. Recuerdo que, en la primera Asamblea de profesores (a mediados de julio en el IES Beatriz de Galindo, donde empezó todo), José Luis Pazos, presidente de la FAPA, fue muy claro y puso el punto justo de coherencia y de realismo. Recuerdo que dijo lo más importante en esta lucha era conseguir la unión entre el profesorado y las familias. Esa era la clave y, para ello, los profesores deberían explicar muy bien lo que los recortes iban a suponer para los alumnos. Después de dos meses, creo que todo se ha llevado de una manera inmejorable: la información ha sido detallada, concisa y sincera. Y los padres, como no podía ser de otra forma, han entendido que el ataque no es contra los profesores sino contra ellos mismos y, sobre todo, sus hijos. Por eso se han remangado al lado de los docentes, están durmiendo en sacos en los centros y se están manifestando en las calles. Con camisetas verdes o sin ellas, pero juntos. Y en esa cohesión, la FAPA Giner de los Ríos ha sido una pieza importantísima, yo diría que vital. Su dedicación y su esfuerzo por la Educación Pública están siendo encomiables. Aguirre lo sabe y por eso les ataca directamente con una ruindad incalificable. Por supuesto, la respuesta de la FAPA Giner de los Ríos ha sido tan espléndida y acertada como era de esperar. Sencillamente, no se puede resumir mejor la situación que con esta frase con la que termina su comunicado: Su desprecio es nuestra fuerza.

Y es que, algunos ven delito donde solo hay altruismo y símbolo de unión. La Plataforma por la escuela pública de Vallecas (otra de las organizaciones aludidas por Aguirre) creó el logo de la camiseta verde hace 5 años; ahora, al convertirse en el emblema espontáneo de la protesta, lo ha cedido de manera desinteresada y generosa a todo aquel que quiera llevarlo. Lo explican perfectamente en su web. La mirada sucia de algunos políticos ve una ilegalidad que, sin embargo, no contemplaba en el merchandising del JMJ y en sus camisetas (que se vendían, no a 5 euros como las verdes, sino a una media de 18-20 euros). Curioso...

A todo esto, el caos en los centros continúa. Los directores y los inspectores no saben qué hacer con unos horarios que saben que son ilegales. Los profesores siguen impartiendo materias para las que no están preparados (hoy podemos leer otro valiente testimonio). Los alumnos siguen apiñados en las aulas, sin desdobles, ni refuerzos, ni aulas de enlace, ni laboratorios suficientes, ni programas adecuados de Compensatoria. Muchas bibliotecas cerradas. Coacciones y amenazas mil (lo último es la apertura de un expediente a un director por permitir unas pancartas a favor de la Educación Pública en la fachada del centro). No se cubren muchas bajas, se bloquean los llamamientos a interinos… Todo vale con tal de desquiciar y agotar al colectivo docente de la Pública. Sin embargo, lo que están consiguiendo es todo lo contrario: fomentar la unión y el espíritu combativo. Sabemos que los ataques y las infamias seguirán los próximos días. La mentira y el juego sucio es marca de la casa. Pero lo bueno es que cada vez somos más en esta mancha verde que crece y crece, y que se ha propuesto luchar hasta el final por algo en lo que creemos con abnegación: la escuela pública de todos y para todos. El verde de las camisetas simboliza la pérdida del miedo. Y eso es lo que realmente no soportan.



03 octubre 2011

¿Quién quiere matar a la Educación Pública?




La situación de Lucía Figar (todavía Consejera de Educación y Empleo de la CM) es ciertamente complicada. Está pasando su peor momento político desde que ocupa un cargo en el partido. Su mala gestión y su abierta y flagrante hostilidad hacia el profesorado de la Educación Pública la han situado en una situación muy difícil: ese colectivo docente al que ella ha denostado y sigue vejando hasta la saciedad (no hay más que leer la entrevista digital que hoy ha realizado en ABC) ha decidido no callarse, no quedarse impasible o timorato ante los ataques y ha decido luchar por su dignidad, por su profesión y por sus alumnos (a los que el caos provocado por las instrucciones de principio de curso están perjudicando considerablemente al haberles restado una cantidad impresionante de recursos educativos) .

Pero es que, además de los profesores, la ciudadanía entera se está dando cuenta de cuál es el proyecto a medio plazo de este gobierno autonómico en cuando a la Educación Pública: desprestigiarla, desmantelarla y asfixiarla con el fin de facilitar el trasvase a la opción concertada y privada, que sigue recibiendo todas las prebendas posibles y más. Para este modelo no gratuito parece que la crisis no existe. El caso es que las mentiras de Lucía Figar y Esperanza Aguirre ya no se sostienen. Empezaron acusando a los profesores de ser unos vagos que se negaban a trabajar 20 horas a la semana y tuvieron que acabar pidiendo disculpas a esos mismos docentes cuando se demostró que eso era una falacia. Se les acusó después de perjudicar a los padres y a los alumnos (la propia Lucía Figar ha vuelto a decir hoy lo de “la huelga es una bofetada a las familias”), pero ahora ya no saben cómo mantener eso al comprobar que el apoyo de esas familias y de los alumnos a sus profesores es total (basta con ver las manifestaciones, las resoluciones de las asambleas de padres, los comunicados de las AMPAS, el extraordinario trabajo de la FAPA Giner de los Ríos o los encierros). Nos llamaron violentos en una de las declaraciones más escandalosas y desacertadas que jamás he escuchado a un político. Dijeron hasta la saciedad que era mentira lo de los horarios ilegales, y el jueves, más de 200 directores dijeron que se negarían a firmarlos por considerarlos así (además de denunciar amenazas y presiones por parte de la Consejería). También dijeron que ningún profesor impartiría una materia que no es la suya o para la que no esté preparado, y ahora que empiezan a aparecer testimonios valientes con nombres y apellidos no pueden desmentirlos de ninguna manera (eso sí, siguen amenazando para conseguir silenciarlos).

Son muchas cosas que han llevado a los centros de Secundaria a una situación insostenible, como los propios directores expresaron en ese extraordinario y significativo comunicado de ADIMAD.

Pero, ¿es Lucía Figar la única culpable de este desastre? Lo cierto es que no. Ella es responsable de todas sus acciones (porque así lo dice su cargo) y también de sus palabras, que han dolido mucho al profesorado, pero también le han servido de acicate. Pero en esa campaña injuriosa contra los docentes públicos, Figar ha contado con la colaboración activa de la Presidenta de la CM, Esperanza Aguirre. Las dos han capitaneado esa batalla verbal de improperios y mentiras sobre los profesores, aunque últimamente parece que Esperanza (que lleva muchos años en esto y sabe cuándo hay que dosificarse) se retrata menos, quizás porque aquellas declaraciones suyas sobre la posible privatización de las etapas educativas no obligatorias sentaron realmente mal a mucha gente de su partido y, en especial, a Mariano Rajoy, al que dichas declaraciones no le han hecho ningún favor. Esperanza Aguirre es única apagando fuegos con bidones de gasolina.

Sin embargo hay otra figura importante en este escenario. Alguien que se cuida muy mucho de salir en los papeles demasiado y que prefiere quedarse en un tercer o cuarto plano pero que es casi tan protagonista como Lucía Figar. Se trata de Alicia Delibes. Ella es, en realidad, la ideóloga de las famosas instrucciones y la que toma las decisiones puramente educativas. Es una de las pocas voces que escucha Lucía Figar dentro de la Consejería. Figar es la que está dando la cara y asumiendo todas las críticas (que son innumerables), pero Delibes está detrás. Por supuesto, la beligerancia y el odio que demuestra Figar a la Pública es propio de ella, eso no van con el cargo y tampoco creo que se lo hayan pedido. En ese famoso video de la conferencia en Rimini, la Consejera dejó clarísimo lo que piensa de la Educación y del modelo que ella defiende. Aún así, yo creo que Figar se ha equivocado totalmente en la manera de enfocar el asunto: criminalizando e insultando al profesorado y dando por sentado que la sociedad entera se iba a poner de su parte. Ese arranque de visceralidad se la puede llevar por delante, políticamente hablando.

Alicia Delibes (al contrario que Figar, que jamás ha trabajado en Educación) sí proviene de las aulas. Pero, desde su incorporación a la militancia del partido, sus intereses han sido más políticos que educativos. Ha trabajado en algunos medios de comunicación afines al PP desde los que ha criticado hasta la saciedad la reforma que supuso la LOGSE. Las tres (Esperanza, Lucía y Alicia) parecen obsesionadas con esa Ley de Educación a la que siguen atacando constantemente. Da cierta vergüenza cuando Aguirre habla de la LOGSE para criticar el sistema educativo actual, como si desconociera que esa ley fue derogada en 2006. El modelo educativo que defiende Alicia Delibes (la ideóloga, no lo olvidemos) es claro: detesta la Educación Pública (ha criticado muchas veces los modelos educativos públicos del norte de Europa y se recrea constantemente en los malos resultados de la educación pública española interpretando a su antojo los informes europeos y negando la evolución que el sistema educativo público español está experimentando en los últimos años); Delibes aboga por el sistema privado y concertado/religioso del que habla maravillas y hacia el que dirige todos sus favores. En los últimos años ha ido recortando los recursos de la educación pública madrileña con el objetivo de demolerla. Algunos de sus “logros” en este sentido son:

  • La paulatina privatización de las escuelas infantiles.
  • El infame decreto de mínimos para el Primer ciclo de la Educación Infantil.
  • Multitud de concursos públicos para vincular la gestión indirecta de servicios educativos a empresas privadas.
  • Privatización de centros públicos (como el de El Álamo).
  • Constantes normas que cuestionan la autonomía de los centros y del profesorado.
  • Desmantelamiento de los CAPS.
  • Intento de desmantelar la Red de Orientación.
  • Desmantelamiento paulatino de Escuelas de Adultos y Bachilleratos Nocturnos.
  • Y lo próximo será desmantelar la Formación Profesional y tratar de privatizar el Bachillerato (o, como poco, concertarlo).

Alicia Delibes tenía todas las papeletas para ser Consejera de Educación en la anterior legislatura de Esperanza Aguirre. Pero ésta se decidió finalmente por Lucía Figar: una joven y ambiciosa política salida del clan Becerril y avalada por los grandes peces gordos del partido. Delibes se tuvo que conformar con la Viceconsejería y con ser llevar la voz cantante en la sombra, algo que, tras esta enorme crisis educativa, no le ha venido del todo mal pues la imagen que se ha deteriorado enormemente es precisamente la de la que ocupó "su puesto": Lucía Figar. Hasta el punto de que el partido, a través de Intereconomía, hoy ha lanzado una campaña de lavado de imagen de la Consejera. Se trata de una ridícula petición de apoyo ante lo que consideran un “acoso sindical”. Hay veces que la discreción es la mejor ayuda; una campaña victimista sobre alguien que lleva 3 meses insultando a los que se supone que son sus trabajadores (ella no es sólo Consejera de Educación concertada y privada, mal que le pese) no parece lo más adecuado. Y, desde luego, pone de manifiesto una situación absolutamente evidente: el desgaste político de Lucía Figar.

Figar se ha equivocado de cabo a rabo. En todo. En asumir las directrices de Delibes, en atacar con saña al profesorado y en no saber rectificar a tiempo. Los institutos de Secundaria están patas arriba, con los directores y los inspectores negándose a firmar unas intrucciones ilegales, con cientos de funcionarios en expectativa haciendo sustituciones, con 3000 profesores interinos que hacen falta y que están engrosando las filas del INEM (Figar es, paradójicamente, Consejera de Empleo también), con afines desafinadas y generalizadas, con los padres en pie de guerra apoyando a los profesores y a la Eduación Pública, con la prensa pendiente a cada minuto, con las redes sociales ardiendo y con los alumnos (siempre los más perjudicados) sin desdobles, ni laboratorios, ni refuerzos, ni bibliotecas.

Muchos educadores de verdad que llevan trabajando años y años en la Consejería de Educación y que aman la Educación Pública no están en absoluto de acuerdo con las medidas tomadas por Consejera, Viceconsejera y Presidenta. Y, por supuesto, no comparten su deseo de acabar con el modelo público en favor del privado y concertado. Tampoco están de acuerdo con sus desafortunadas formas y ese desprecio insultante al profesorado. Lucía Figar, de momento, parece enrocada en ese callejón sin salida en el que Delibes, Aguirre y ella misma la han metido.

La pregunta que se hace todo el mundo es: ¿Hasta cuándo se mantendrá este disparate?