03 octubre 2011

¿Quién quiere matar a la Educación Pública?




La situación de Lucía Figar (todavía Consejera de Educación y Empleo de la CM) es ciertamente complicada. Está pasando su peor momento político desde que ocupa un cargo en el partido. Su mala gestión y su abierta y flagrante hostilidad hacia el profesorado de la Educación Pública la han situado en una situación muy difícil: ese colectivo docente al que ella ha denostado y sigue vejando hasta la saciedad (no hay más que leer la entrevista digital que hoy ha realizado en ABC) ha decidido no callarse, no quedarse impasible o timorato ante los ataques y ha decido luchar por su dignidad, por su profesión y por sus alumnos (a los que el caos provocado por las instrucciones de principio de curso están perjudicando considerablemente al haberles restado una cantidad impresionante de recursos educativos) .

Pero es que, además de los profesores, la ciudadanía entera se está dando cuenta de cuál es el proyecto a medio plazo de este gobierno autonómico en cuando a la Educación Pública: desprestigiarla, desmantelarla y asfixiarla con el fin de facilitar el trasvase a la opción concertada y privada, que sigue recibiendo todas las prebendas posibles y más. Para este modelo no gratuito parece que la crisis no existe. El caso es que las mentiras de Lucía Figar y Esperanza Aguirre ya no se sostienen. Empezaron acusando a los profesores de ser unos vagos que se negaban a trabajar 20 horas a la semana y tuvieron que acabar pidiendo disculpas a esos mismos docentes cuando se demostró que eso era una falacia. Se les acusó después de perjudicar a los padres y a los alumnos (la propia Lucía Figar ha vuelto a decir hoy lo de “la huelga es una bofetada a las familias”), pero ahora ya no saben cómo mantener eso al comprobar que el apoyo de esas familias y de los alumnos a sus profesores es total (basta con ver las manifestaciones, las resoluciones de las asambleas de padres, los comunicados de las AMPAS, el extraordinario trabajo de la FAPA Giner de los Ríos o los encierros). Nos llamaron violentos en una de las declaraciones más escandalosas y desacertadas que jamás he escuchado a un político. Dijeron hasta la saciedad que era mentira lo de los horarios ilegales, y el jueves, más de 200 directores dijeron que se negarían a firmarlos por considerarlos así (además de denunciar amenazas y presiones por parte de la Consejería). También dijeron que ningún profesor impartiría una materia que no es la suya o para la que no esté preparado, y ahora que empiezan a aparecer testimonios valientes con nombres y apellidos no pueden desmentirlos de ninguna manera (eso sí, siguen amenazando para conseguir silenciarlos).

Son muchas cosas que han llevado a los centros de Secundaria a una situación insostenible, como los propios directores expresaron en ese extraordinario y significativo comunicado de ADIMAD.

Pero, ¿es Lucía Figar la única culpable de este desastre? Lo cierto es que no. Ella es responsable de todas sus acciones (porque así lo dice su cargo) y también de sus palabras, que han dolido mucho al profesorado, pero también le han servido de acicate. Pero en esa campaña injuriosa contra los docentes públicos, Figar ha contado con la colaboración activa de la Presidenta de la CM, Esperanza Aguirre. Las dos han capitaneado esa batalla verbal de improperios y mentiras sobre los profesores, aunque últimamente parece que Esperanza (que lleva muchos años en esto y sabe cuándo hay que dosificarse) se retrata menos, quizás porque aquellas declaraciones suyas sobre la posible privatización de las etapas educativas no obligatorias sentaron realmente mal a mucha gente de su partido y, en especial, a Mariano Rajoy, al que dichas declaraciones no le han hecho ningún favor. Esperanza Aguirre es única apagando fuegos con bidones de gasolina.

Sin embargo hay otra figura importante en este escenario. Alguien que se cuida muy mucho de salir en los papeles demasiado y que prefiere quedarse en un tercer o cuarto plano pero que es casi tan protagonista como Lucía Figar. Se trata de Alicia Delibes. Ella es, en realidad, la ideóloga de las famosas instrucciones y la que toma las decisiones puramente educativas. Es una de las pocas voces que escucha Lucía Figar dentro de la Consejería. Figar es la que está dando la cara y asumiendo todas las críticas (que son innumerables), pero Delibes está detrás. Por supuesto, la beligerancia y el odio que demuestra Figar a la Pública es propio de ella, eso no van con el cargo y tampoco creo que se lo hayan pedido. En ese famoso video de la conferencia en Rimini, la Consejera dejó clarísimo lo que piensa de la Educación y del modelo que ella defiende. Aún así, yo creo que Figar se ha equivocado totalmente en la manera de enfocar el asunto: criminalizando e insultando al profesorado y dando por sentado que la sociedad entera se iba a poner de su parte. Ese arranque de visceralidad se la puede llevar por delante, políticamente hablando.

Alicia Delibes (al contrario que Figar, que jamás ha trabajado en Educación) sí proviene de las aulas. Pero, desde su incorporación a la militancia del partido, sus intereses han sido más políticos que educativos. Ha trabajado en algunos medios de comunicación afines al PP desde los que ha criticado hasta la saciedad la reforma que supuso la LOGSE. Las tres (Esperanza, Lucía y Alicia) parecen obsesionadas con esa Ley de Educación a la que siguen atacando constantemente. Da cierta vergüenza cuando Aguirre habla de la LOGSE para criticar el sistema educativo actual, como si desconociera que esa ley fue derogada en 2006. El modelo educativo que defiende Alicia Delibes (la ideóloga, no lo olvidemos) es claro: detesta la Educación Pública (ha criticado muchas veces los modelos educativos públicos del norte de Europa y se recrea constantemente en los malos resultados de la educación pública española interpretando a su antojo los informes europeos y negando la evolución que el sistema educativo público español está experimentando en los últimos años); Delibes aboga por el sistema privado y concertado/religioso del que habla maravillas y hacia el que dirige todos sus favores. En los últimos años ha ido recortando los recursos de la educación pública madrileña con el objetivo de demolerla. Algunos de sus “logros” en este sentido son:

  • La paulatina privatización de las escuelas infantiles.
  • El infame decreto de mínimos para el Primer ciclo de la Educación Infantil.
  • Multitud de concursos públicos para vincular la gestión indirecta de servicios educativos a empresas privadas.
  • Privatización de centros públicos (como el de El Álamo).
  • Constantes normas que cuestionan la autonomía de los centros y del profesorado.
  • Desmantelamiento de los CAPS.
  • Intento de desmantelar la Red de Orientación.
  • Desmantelamiento paulatino de Escuelas de Adultos y Bachilleratos Nocturnos.
  • Y lo próximo será desmantelar la Formación Profesional y tratar de privatizar el Bachillerato (o, como poco, concertarlo).

Alicia Delibes tenía todas las papeletas para ser Consejera de Educación en la anterior legislatura de Esperanza Aguirre. Pero ésta se decidió finalmente por Lucía Figar: una joven y ambiciosa política salida del clan Becerril y avalada por los grandes peces gordos del partido. Delibes se tuvo que conformar con la Viceconsejería y con ser llevar la voz cantante en la sombra, algo que, tras esta enorme crisis educativa, no le ha venido del todo mal pues la imagen que se ha deteriorado enormemente es precisamente la de la que ocupó "su puesto": Lucía Figar. Hasta el punto de que el partido, a través de Intereconomía, hoy ha lanzado una campaña de lavado de imagen de la Consejera. Se trata de una ridícula petición de apoyo ante lo que consideran un “acoso sindical”. Hay veces que la discreción es la mejor ayuda; una campaña victimista sobre alguien que lleva 3 meses insultando a los que se supone que son sus trabajadores (ella no es sólo Consejera de Educación concertada y privada, mal que le pese) no parece lo más adecuado. Y, desde luego, pone de manifiesto una situación absolutamente evidente: el desgaste político de Lucía Figar.

Figar se ha equivocado de cabo a rabo. En todo. En asumir las directrices de Delibes, en atacar con saña al profesorado y en no saber rectificar a tiempo. Los institutos de Secundaria están patas arriba, con los directores y los inspectores negándose a firmar unas intrucciones ilegales, con cientos de funcionarios en expectativa haciendo sustituciones, con 3000 profesores interinos que hacen falta y que están engrosando las filas del INEM (Figar es, paradójicamente, Consejera de Empleo también), con afines desafinadas y generalizadas, con los padres en pie de guerra apoyando a los profesores y a la Eduación Pública, con la prensa pendiente a cada minuto, con las redes sociales ardiendo y con los alumnos (siempre los más perjudicados) sin desdobles, ni laboratorios, ni refuerzos, ni bibliotecas.

Muchos educadores de verdad que llevan trabajando años y años en la Consejería de Educación y que aman la Educación Pública no están en absoluto de acuerdo con las medidas tomadas por Consejera, Viceconsejera y Presidenta. Y, por supuesto, no comparten su deseo de acabar con el modelo público en favor del privado y concertado. Tampoco están de acuerdo con sus desafortunadas formas y ese desprecio insultante al profesorado. Lucía Figar, de momento, parece enrocada en ese callejón sin salida en el que Delibes, Aguirre y ella misma la han metido.

La pregunta que se hace todo el mundo es: ¿Hasta cuándo se mantendrá este disparate?



8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta el día en que las juzguen a las tres por desvío de fondos públicos a empresas con ánimo de lucro.Y lo vamos a conseguir ... como consecuencia de la lucha que mantenemos, informados e informando, abrazando a nuestros alumnos y compañeros enmedio de este bombardeo criminal a los que nos están sometiendo.

Lux dijo...

No sé, Bob, yo espero que la cosa se solucione pronto. Los profes lo estamos poniendo todo de nuestra parte y cuando se va con la verdad y la razón por delante, se ganan las batallas. tenemos que seguir, por nuestros alumnos de hoy y de mañana. Un saludo.

Chema dijo...

Si por estas tres chicas fuera estaríamos ya como en los colegios públicos de Estados Unidos: con las carpetas de clase patrocinadas por una bebida energética, con material de aula sufragado por una empresa de informática y así hasta el infinito, ya que es la única manera que tiene esa educación de financiarse, por muy aberrante que nos pueda parecer desde aquí. A este paso, acabaremos con una bandera como la que llevaban estos días los indignados de EE. UU, en la que cada estrella de la misma había sido sustituida por el logotipo de una multinacional. Lo malo es que la bandera de la comunidad de Madrid no llega a las más de cincuenta estrellitas, de manera que los patrocinadores no podrían ser muchos.

Anónimo dijo...

Por lo menos hemos conseguido que la Sra. Presidenta no salga en TV mostrando esa mueca, amago de sonrisa, irónica y prepotente que la caracteriza.

Anónimo dijo...

Nos han insultado y han mentido de tal manera sin ningún cariño, como la hipócrita carta de la lideresa pretendía, ni justicia como nuestra dedicación y amor por nuestros alumnos merecería, que se han hecho, las tres raposas, merecedoras de todo nuestro desprecio por su afán de hacer negocio hasta con las almas.

Gracias al autor por esta síntesis de la situación.

Plataforma de Interinos de la Comunidad de Madrid dijo...

Diversas fuentes confirman un posible expediente al director del IES Maestro Matías Bravo de Valdemoro: http://consolidacionmadrid.blogspot.com/2011/10/director-de-instituto-sancionado-en.html

tmc dijo...

Tres eran tres (Esperanza, Lucía y Alicia) las hijas de…

RESERVARDA dijo...

¡Bravo, Bob! ¡Bravo, compañeros de Madrid! ¡Bravo por toda vuestra comunidad educativa! ¡Con dos cojones!
En el País Valenciano hace años que nos vienen dando (no con tanto esmero y contundencia com a vosotros, cabe decir), pero aquí estamos bastante aborregados, y ya veis a quién votamos...
Por la enseñanza pública, resiste, Madrid!
Endavant, companys!