15 septiembre 2011

Yo soy profesor



Oficialmente, ya soy un recorte. Ayer terminó mi contrato como profesor de Secundaria de la Comunidad de Madrid. No es algo nuevo, ya que me ha ocurrido durante los últimos 4 años: tras terminar mi vacante el 14 de septiembre, siempre he pasado unos días parado, hasta que empezaba el nuevo curso y las necesidades de los centros reclamaban la presencia de interinos. En total han sido cinco años al servicio de la Consejería de Educación. Cinco años de mirar las listas, de hacer cábalas, de hacer conjeturas, de invocar casi entre plegarias la suerte en los llamamientos (que no me toque el último de ese día, por favor; que no me cite la Dat más lejana; que quede alguna vacante o alguna sustitución larga cuando me llegue el turno de elegir...). Cinco años en los que la lotería de las citaciones a interinos unas veces me ha sonreído y otras me ha dado la espalda. Pero cinco años en los que, una vez en el centro, una vez que cruzas la puerta del aula y te encuentras con tus nuevos alumnos, he sido inmensamente feliz.

La diferencia de esos cursos pasados con éste es que entonces sabía que sería cuestión de eso, días; como mucho, semanas. Hoy, tras todo lo que está pasando en los centros públicos a consecuencia de la política brutal de recortes de la Consejería, no tengo claro cuándo volveré a sentir esa sensación del primer día de clase a la que me refería antes. Ni siquiera sé si volveré a vivirlo otra vez. Se habla de 3200 interinos que no van a trabajar este curso. El año pasado fueron otros 2500. Pero es que, en realidad, son muchos más los que llevamos luchando años para poder dedicarnos a la profesión que amamos. El drama abarca un espectro muy amplio de situaciones. Desde el interino que lleva 10 años trabajando y pierde, de repente, no solo su sustento económico, sino el auténtico modo de vida que, en definitiva, supone su profesión. Porque, por muy raro que le pueda parecer a un político, un Licenciado en Filosofía, por ejemplo, que haya trabajando 7 años dando clase en centros públicos, es un profesor, aunque sea interino. Eso es lo que es. Y un interino que lleve 3 años impartiendo Inglés o Alemán en la Escuela Oficial de Idiomas, también es un profesor. Y ahora, ambos, se tendrán que ir a la calle con una mano delante y otra detrás. En cualquier empresa, hasta con el contrato más temporal y basureado posible, cuando te echan, te indemnizan. Pero aquí no. Muchas gracias por los servicios prestados y adiós muy buenas. Pero es que luego están también los otros miles. Los que llevan 3 o 4 años preparando la oposición y, con un poco de suerte, han hecho alguna sustitución de unos meses que les ha multiplicado por 10 su ilusión de dedicarse a la Enseñanza. O los que no han podido "debutar" aún y sueñan con ello. Lo sentimos, hay crisis. Búsquense ustedes otra vida. Cierren la puerta al salir.

Y hay más. Hay otra parte aún que está sufriendo esta manera delirante y obscena de tratar la educación pública; son los funcionarios que quedan en los centros y que son víctimas también de esta demencial situación. Han tenido que aguantar los recortes de estos últimos años, ingeniárselas como han podido para sacar adelante sus clases con la mitad de medios y recursos que cualquier país de los llamados punteros, y ahora ven que todo ese esfuerzo se va por el retrete de unas Instrucciones de principio de curso dictadas por una Consejería que no tiene ni la más mínima idea de cómo se organiza un centro educativo (o lo que es peor: sí lo saben). Alguno dirá que estos funcionarios no tienen derecho a quejarse porque, al menos, tienen un empleo. Y es que en este país, algunos políticos (como Esperanza Aguirre) escupen este tipo de argumentos de una manera tan sucia y tan demagoga que pareciera que es un pecado tener trabajo y luchar por mejorarlo. Estos compañeros tendrán trabajo, sí, pero han sido condenados a realizarlo sin los medios mínimos que permitan ofrecer una calidad aceptable en un servicio tan importante como la Educación Pública. Es que, mire usted, la calidad educativa es cara. Cuesta 80 millones y tenemos que elegir eso o las becas. Bueno, sí, también están los 90 millones que hemos destinado a desgravaciones para los padres de los colegios privados, pero eso es intocable, por supuesto. Por ahí no pasamos. Siempre ha habido clases, entiéndanlo.

¿Quiénes son los grandes damnificados de todo esto? ¿Los profesores que nos quedamos sin trabajo? ¿Los profesores que tendrán que trabajar en peores condiciones? ¿Los licenciados opositores a los que se les echa prematuramente el telón? ¿O los alumnos a los que, para ahorrar un poquito más (estamos en crisis recuerden y la educación privada no se toca, faltaría más) este año no van a tener desdobles en Lengua, Matemáticas o idiomas? Los refuerzos y el apoyo educativo no es importante. Esas horas sobran. O mejor no, mejor que las den empresas privadas. El Plan Refuerza, la Fundación de la familia Botín… Sale más barato y, al fin y al cabo, ¿de eso se trata, no? Algunos centros públicos van a cerrar sus bibliotecas porque no tienen personal para atenderlas. No habrá laboratorios en otros muchos, ni actividades extraescolares, ni jornadas culturales. Las revistas, los campeonatos escolares… ¿a quién le importan esas minucias? Lo que sí es importante es asegurarse de que una familia que puede permitirse el lujo de pagar 600 euros al mes en la matrícula de su hijo en un colegio de pedigrí privado se pueda desgravar, al menos, 900 euros al año. ¡Qué menos! Habrá que ayudarles un poquito y 90 millones de desgravación tampoco es una barbaridad; sobre todo si podemos "sisar" 80 por otro lado. Así equilibramos las cuentas.

El problema es que no siempre una mentira repetida mil veces se acaba convirtiendo en una verdad. El gobierno de la CM  y la Consejería, sorprendidos quizás por la impresionante unión que se ha producido entre el profesorado y entre las familias de sus alumnos, está aplicando una estrategia muy sucia para defender el mayor recorte educativo de la historia de esta comunidad. Hagamos que la gente odie a los profesores. Digamos que son unos vagos, unos irresponsables, que no quieren trabajar 2 horitas de más, que son insolidarios. Y si no es suficiente, digamos cosas peores. Que están politizados, que son violentos, que a las manifestaciones van los mismos que pegaban a los peregrinos, que ganan más del doble de lo que ganan, lo que sea. Todo vale con tal de no reconocer una evidencia tan grande como la que está ocurriendo en el 100% de los centros públicos. Solo hay que elegir uno, cualquier instituto público madrileño. Ir allí, hablar con los profesores, con los alumnos, con los padres de los alumnos y comprobar todo lo que han perdido este curso, la cantidad de recursos que les han quitado. Invito a cualquier medio de comunicación (de los objetivos o neutrales, claro) a que lo haga. ¿No hubiese sido más honesto, por lo menos, reconocer la verdad de los recortes o, mejor aún, sentarse a negociar con las fuerzas sindicales la situación para intentar paliarlos en la medida de lo posible? ¿Por qué esa falta de diálogo y negociación que caracteriza a la Consejería de Educación desde hace muchos años? ¿Es mejor que hoy, segundo día del curso ya empezado, aún queden 400 profesores funcionarios sin destino y sin que la Consejería sepa dónde colocarlos después de reducir un 15% una plantilla que ya de por sí era corta? ¿Es mejor que profesores de Francés estén impartiendo Dibujo, Licenciados en Matemáticas den Ciencias Sociales o se esté obligando a funcionarios en expectativa a aceptar impartir idiomas que jamás han estudiado? ¿Qué excelencia es esa que vende la Comunidad de Madrid cuando está desmantelando y asfixiando los recursos educativos públicos? Y repito por última vez: ¿Quiénes son los grandes perjudicados? ¿Cómo se puede cuantificar ese daño?

A pesar de esta introducción tan extensa (pido disculpas por ello), este blog no pretende ser un lugar donde se teorice demasiado; ya hay muchos otros blogs y lugares en la red que lo hacen muy bien. Tampoco quiero que sea un blog de noticias sobre la actualidad educativa porque también existen muchas webs estupendas en ese sentido. Simplemente me he propuesto, desde este rincón, denunciar la campaña de difamación y criminalización que la Comunidad de Madrid, la Consejería y sus medios afines (que son muchos, poderosos, pero muy poco originales) están llevando a cabo contra el colectivo docente de la Pública. Si ellos repiten 1000 veces sus mentiras, la solución es que nosotros expliquemos la verdad 1001 veces. Lo que está pasando en la educación pública madrileña es tan grave que ha de saberse con luz y taquígrafos. Ésa es la lección más importante que tenemos que dar este curso, ya que el futuro de nuestros alumnos depende en buena parte de ello.

Y me permito decir “nuestros alumnos” a pesar de ser un interino en paro porque, por mucho que le pese a la Consejera de Educación o a la Presidenta de Madrid, yo no soy un vago, ni soy insolidario, no me tengo por irresponsable y no he agredido jamás a un peregrino (ni a ninguna otra persona). Decía Billy Wilder que uno es lo mejor que ha hecho en su vida. Estoy de acuerdo con eso. Así que, con todos mis respetos, me permito gritar a los cuatro vientos que yo soy profesor.



11 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer muchos cantamos eso de "yo soy profesooor profesoor profesooor". Me pareció genial. Ánimo con el blog y con la lucha.

Virginia Pedrero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javi Profe dijo...

Pues no sé que más vas a contar, si ya lo has contado todo (y muy bien)

Anónimo dijo...

Vemos con los mismos ojos y hablamos con la misma voz. Yo también soy profesora (interina, en paro). Gracias por estas palabras, explican a la perfección la clase de realidad tan extraña en la que se ha convertido nuestra realidad. Un fuerte abrazo Bob Harris.

Prigkinissa dijo...

Muy, muy bien explicado, y qué final tan bonito.

Anónimo dijo...

Hola, yo soy licenciada opositora. Gracias por poner voz a todo lo que esta pasando. A veces dan ganas de mandar todo a paseo y dedicarse a otra cosa, pero yo se que he nacido para esto. Estoy en una academias (privada a la que va el que puede pagar, claro), pero es que yo soy más de pública y no veo bien como se está llevando este tema en las noticias. Al escucharte me dan muchas ganas de seguir y presentarme a secundaria. No hay derecho a que nieguen algo tan básico como es la educación.
Un saludo y gracias por escribir y dejar claro como estan las cosas.

Bob Harris dijo...

Gracias a todos por la bienvenida a este mundo bloggero.

Si estas semanas estoy aprendiendo algo valioso de verdad es que la voluntad de la gente de bien es superior a cualquier mentira. La unión que se está creando entre los docentes y las familias es lo único positivo de este desastre.

Ojalá sigamos así, que yo creo que se están haciendo las cosas bien y, sobre todo, con educación.

Un saludo.

Antonio Díez dijo...

recién descubro tu blog, ánimo con ello, me siento plenamente identificado con lo que explicas porque estoy en idéntica situación... con tu permiso te enlazo, un abrazo!

Anónimo dijo...

Que suene fuerte: ¡profesores despedidos readmisión!

Anónimo dijo...

Gracias, Bob. Luchemos y sigamos adelante!!!

Anónimo dijo...

Y recuerda que a muchos interinos (con oposiciones aprobadas, buen número, etc.), nos dejaron en el paro el 30 de junio.