Ladran, luego cabalgamos. Esta celebérrima expresión apócrifa de Cervantes (en realidad pertenece a un poema de Goethe) podría servirnos para definir la postura actual del gobierno de Madrid y de la Consejería de Educación con respecto a la Marea Verde y su compromiso irrenunciable a seguir luchando por la Educación Pública. Lo que pasa es que los ladridos de estos pseudopolíticos (si Aristóteles levantara la cabeza) son más falsos que los billetes de 22 euros.
Esta primera semana de diciembre ha sido especialmente prolija en declaraciones institucionales bochornosas, mentiras flagrantes y apoyo mediático de parte de algún medio de la prensa del movimiento. Merece la pena puntualizar algunas cosas, más que nada por poner a cada cual en su sitio, que es lo suyo.
En primer lugar, el actual Consejero de Economía y Hacienda de Madrid (Percival Manglano) dejó algunas perlas hace unos días en una entrevista concedida al diario El País. Al ser preguntado sobre por qué los presupuestos del próximo año para Educación destinarán aún menos recursos económicos para los centros públicos y, sin embargo, aumentará la dotación para los privados y concertados, Don Percival respondió con este cínico planteamiento:
"El número de alumnos en la escuela pública secundaria lleva bajando 12 años. Es lógico que, cuando hay menos alumnos en la escuela pública, baje la financiación para ella. Son unos presupuestos que quieren apuntalar la libertad de elección de los madrileños. Si hay menos demanda para la pública y más demanda para la otra, la Administración tiene que responder a la voluntad de su población".
Si el número de alumnos de la pública ha descendido en esos años no es ni más ni menos porque, desde entonces (y especialmente en los últimos 8 o 9 cursos) se ha estado promoviendo de forma salvaje la construcción de centros privados y concertados en detrimento de los públicos. Hay multitud de barrios de la capital y prácticamente todas las localidades de la CM que llevan años solicitando colegios e institutos públicos, pero el gobierno y la Consejería ponen mil y una trabas a la hora de concederlos. Cada centro público que se abre, lleva detrás una lucha tremenda por parte de los vecinos y las plataformas educativas de distrito. Eso sí, los concertados y los privados brotan como churros. Con lo cual, esa libertad de elección a la que aluden tanto no es real, ya que son muchísimas las familias de cada barrio y localidad que desearían llevar a sus hijos a la Pública y que no lo hacen simplemente porque no hay un centro lo suficientemente cercano para ello. La idea es simple: Puedes elegir A o B. De A te ofrezco un centro, pero muy lejano; de B te ofrezco varios y en la puerta de tu casa. Pero la elección es tuya, claro.
Y no solo eso. Además, en el colmo del cinismo, el señor Manglano esconde que en los últimos 3 cursos, la matrícula en centros públicos se ha aumentado en Madrid. Así que, siguiendo sus propias palabras, si la demanda pública está creciendo en los últimos cursos, ¿por qué siguen cerrando centros, fusionándolos, poniendo impedimentos para su creación y, al mismo tiempo, favoreciendo la constante inauguración de colegios e institutos privados y concertados? ¿No ha dicho usted que la demanda impera?
Tampoco tiene desperdicio esta otra respuesta sobre los recortes de profesores de Secundaria este curso (por cierto, el periodista cifra en 1200 la cantidad de interinos “recortados”, cuando son casi el triple):
No ha habido recortes en la educación madrileña. No hay ningún alumno madrileño al que no se le pueda dar clase a causa de estas instrucciones. Tienen su educación garantizada.
Por supuesto que tienen la educación garantizada y claro que las Instrucciones no provocan que haya un solo alumno al que no se le esté dando clase, faltaría más. Hay una cosa que se llama Constitución, Don Percival, que garantiza la educación pública (al menos de momento). Lo que sí han provocado esos recortes (que tan cínicamente niega usted) es que la calidad de esa enseñanza se haya visto comprometida, sobre todo para aquellos alumnos con necesidades educativas más acuciantes.
…
En segundo lugar, me gustaría comentar un artículo publicado también hace unos días en La Razón. Es éste. Sin duda, uno los artículos más lamentables que he leído desde que se inició este conflicto educativo; más que nada, por la falta de rigor (un periódico siempre tiene que contrastar las 2 versiones de un conflicto, es lo justo), por no hablar ya del partidismo exagerado que destila, aunque esto es menos sorprendente (todo el mundo sabe de qué pie cojea este periódico); aún así, lo que es inadmisible es que publiquen mentiras. No sé de dónde han sacado eso de las 3 horas, pero es una falacia absoluta; es completamente falso que haya una sola reclamación que solicite una compensación de 3 horas complementarias por cada hora lectiva que exceda de las 18. Se está solicitando lo que marca la ley (Orden de 29 de junio de 1994): 2 periodos complementarios por cada lectivo. La Consejería, en sus Instrucciones de principio de curso y en posteriores circulares está ordenando a los equipos directivos y a los inspectores a compensar con un único periodo complementario el exceso y, por lo tanto, les está obligando a incumplir la legalidad vigente. Lo de las 3 horas es una invención de La Razón (o un error de dicho diario que alguien, los sindicatos, deberían exigir que se rectificara).
Por otra parte, las reclamaciones de horarios no están siendo impulsadas únicamente por los sindicatos, sino que los propios profesores, ya desde el mes de septiembre en el que comprobaron que sus horarios provisionales eran ilegales, se están moviendo para llevar a cabo esos recursos. También se ha contactado (a nivel particular y en grupo) con bufetes de abogados para cuando haya que interponer contenciosos. Ya lo hemos explicado muchas veces: hay suficiente jurisprudencia para avalar la ilegalidad de la interpretación que hace la Consejería con respecto a este tema. De ahí el miedo que tienen ante el aluvión de reclamaciones, y por eso mismo son constantes las zancadillas y coacciones a los equipos directivos y a los profesores para que no reclamen (como contábamos en el anterior artículo del blog). Evidentemente, no van a conseguir amedrentarnos.
…
Y para finalizar, como no podía ser menos, una de nuestra querida Consejera de Educación. El cinismo y la mentira sabemos que son armas habituales en muchos políticos. Pero lo de Lucía Figar es ya escandaloso. No recuerdo una sola intervención suya hablando del conflicto educativo en la que no mienta de manera vergonzante. Estas palabras a las que me voy a referir a continuación son especialmente graves (probablemente de lo más grave que haya dicho), porque se ha atrevido a involucrar en una falacia nada más y nada menos que al Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Mirad este video:
No voy a comentar nada sobre el discurso oficial que hace en esos 4 minutos acerca de la normalidad de los centros ya que son las mentiras habituales; simplemente recordar que no es cierto que se estén desarrollando las clases con normalidad, ni las tutorías, ni los desdobles, ni los refuerzos (solo hay que darse una vuelta por cualquier centro público y comprobarlo). Ella resume el caos diciendo “Hay alguna observación, pero se está arreglando…”. Está claro que domina el arte del eufemismo: "alguna observación", cuando todos los equipos directivos llevan reclamando recursos y personal desde hace 3 meses y no se están aprobando las Programaciones Generales Anuales porque los distintos proyectos educativos de los centros están patas arriba y son imposibles de cumplir con las actuales instrucciones. Y todo ello, con el 100% de los horarios ilegales y en proceso de acabar ante el juez.
Pero lo gravísimo es lo que dice del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Efectivamente, dicho tribunal ha rechazado un contencioso administrativo interpuesto por CCOO acerca de las Instrucciones de, ojo, 2010-2011 (el curso pasado). El sindicato estimaba que aquellas instrucciones vulneraban la ley en cuanto al aumento horario del profesorado (en ellas se indicaba que los horarios se cerrarían preferentemente con 19 horas lectivas) y de los jefes de departamento. Pero la sentencia del TSJM lo que dice claramente es que la eventual ilegalidad de las instrucciones (2010-2011) habrá de dilucidarse en el recurso que pueda interponerse contra los actos de aplicación de dichas instrucciones, es decir, contra los horarios del profesorado. Lógico. Y, casi con toda seguridad, volverá a decir lo mismo el año que viene ante la denuncia de las Instrucciones de este curso 2011-2012. Es de Perogrullo: el TSJM no entra a valorar la legalidad o no de las instrucciones en sí (sobre todo porque, efectivamente, la Orden de 29 de junio de 1994 permite que en determinados casos excepcionales se puedan cerrar horarios con más de 18 horas lectivas), sino que avisa de que será la aplicación de esas instrucciones lo que deba denunciarse de manera concreta (si entran en conflicto con la legalidad vigente) y, ahí sí, será donde pueda y deba dilucidar su ilegalidad. Es lo que ha pasado con las 5 sentencias favorables a los horarios que tenemos y que son la base de la jurisprudencia que hay al respecto. En una de ellas el juez dice claramente que no encuentra nada en las instrucciones que vulnere la ley, pero sí considera ilegal la interpretación que la Consejería hace de esas instrucciones con respecto a la Orden de 29 de junio de 1994. Para entenderlo fácilmente: las Instrucciones obligan a los equipos directivos a realizar horarios de 20 horas lectivas. Eso es legal y no se puede denunciar. Lo que sí se puede denunciar es que, en esa aplicación de las 20 horas lectivas, no se cumpla la compensación horaria que marca la Orden de 29 de junio de 1994. Es este incumplimiento (ordenando por la Consejería) el que se va a denunciar. Ningún profesor se niega a trabajar 20 horas lectivas, siempre y cuando se respete la legalidad de su horario en cuanto a los periodos complementarios o a algún otro aspecto que marque la normativa.
Lo que es muy sucio (además de completamente falso, y hablamos de algo muy gordo) es afirmar que el TSJM le ha dado la razón a la Consejería en su interpretación de los horarios de este curso, cuando la sentencia no tiene nada que ver con las instrucciones de este año y, en cualquier caso, no entra a valorarlas en cuanto que el juez entiende que sólo se ha de juzgar el uso y la interpretación que se haga de dichas instrucciones y no el documento en sí mismo. Hay que ser muy torpe para utilizar un argumento que, en realidad, está reconociendo implícitamente que la ilegalidad de los horarios sí puede ser reclamada y enjuiciada porque eso sí supondría una aplicación incorrecta de las instrucciones que vulnerarían, en ese caso, la legislación vigente.
Por cierto, y para terminar, esta semana también Lucía Figar despreció públicamente a un grupo de interinos que, pacíficamente, fueron a dejar constancia de su malestar a las puertas del IES San Mateo, al que habían acudido la Consejera y Esperanza Aguirre. Este grupo de profesores solicitó respetuosamente a Figar que se dignara a negociar una salida al conflicto; y ella les respondió con estas palabras: “Hay que empezar por aprobar una oposición”. Cada vez que habla, hace el ridículo. Ni sabe, ni quiere saber que la gran mayoría de los interinos que llevábamos años trabajando y que ahora no lo estamos haciendo por los recortes, hemos aprobado en alguna ocasión la oposición (incluso varias veces). Algo que ella, con el nivel intelectual que está demostrando desde que la sentaron en la silla más alta de la Consejería, no creo que pudiera hacer en la vida. Se olvida, además, de que su cargo también es interino. Y, tal y como está desempeñándolo, no me extrañaría nada que su interinidad terminase antes de lo previsto. Es de una necedad portentosa. Independientemente de su pésima gestión, ¿qué hemos hecho los profesores madrileños para tener una Consejera de Educación que no tiene ni la más mínima ídem?